martes, 23 de noviembre de 2010

Renee Vivien



ROSAS ABIERTAS

Mi morena de ojos dorados, cuerpo de marfil y ámbar

Has dejado brillantes reflejos en mi habitación

Por sobre el jardín el claro cielo de medianoche, bajo mis párpados

Aún brilla...estoy ebria de tantas rosas

Mas rojas que el vino.

Abandonando su jardín las rosas me han seguido...

Bebo su breve respiración, respiro sus vidas.

Todas ellas están ahí.

Es un milagro...las estrellas han crecido

Precipitadamente a través de las anchas ventas

Por las cuales el revuelto oro se cuela

Ahora entre las rosas y las estrellas

Tu aquí en mi habitación, desabrochando tu vestido,

Mientras tu desnudez palpita

Tu mirada insondable descansa en mis ojos...

Sin estrellas y sin flores, sueño lo imposible

En la fría noche.



LA CARICIA

Los árboles se han guardado algunos rayos entre sus ramas

Velados como una mujer, evocando otros tiempos

El crepúsculo pasa llorando. Mis dedos saltan,

Temblando, provocativos, sobre la línea de tus caderas

Mis dedos ingeniosos se demoran en las convulsiones

De tu carne bajo el vestido, las dulzuras de tu pétalo...

El arte de tocar, complejo y curioso, iguala

Los soporíferos perfumes, el milagro de los sonidos

Delineo lentamente el gracioso contorno de tus caderas,

Tus hombros, tu cuello, tus insatisfechos pechos

Mi delicado deseo se rehúsa a besar

Brota y se esfuma en tus blancas voluptuosidades



LA CARNE DE LAS COSAS

Poseo entre mis dedos sutiles el sentido del mundo

pues mi tacto al igual que el sonido, penetra.

La armonía, el ensueño, el dolor profundo

estremecen largamente la yema de mis dedos.

Comprendo mejor las cosas bellas si las acaricio,

comparto sus vidas intensas en tanto las toco

Es entonces que yo sé que es lo que ellas poseen

Nobleza, dulzura afinidad del canto.

Puesto que mis dedos han distinguido la carne de la arcilla

La lisa carne de mármol los contornos femeninos

Que la mano que sabe modelar ha maltratado

Aquella de perla, aquella de terciopelo

Conocieron la vida íntima de las pieles,

Vellón cálido y soberbio donde hundo mis manos!

Han conocido el ardiente secreto de las cabelleras

Donde se deshojan millares de jazmines-

Y semejantes a aquellas que regresan de los viajes,

mis dedos han cruzado infinitos horizontes,

Ellos han alumbrado, mejor que mis ojos los rostros

Y me han profetizado las oscuras traiciones.

Ellos han conocido la piel sutil de la mujer,

Y sus crueles temblores, y sus perfumes ocultos...

Carne de las cosas! He creído a veces abrazar un alma

Con la prolongada caricia de mis dedos...

lunes, 8 de noviembre de 2010

The september fragments






(...)

Era el amanecer
de luces frías

Era septiembre

-pateé una lata con el pie -

silbé bajito

¿será posible que ese bienestar
se deba a la calle solitaria

al hecho -infantil- de estar en vela
hasta las cinco de la mañana
a la chulería de tener una aventura
a altas horas de la madrugada
y no al amor? (Palabra ambigua.)

Los chimpancés se frotan el pecho con las manos.
Yo, pateé una latita
y silbé bajito

La diferencia está en el cromosoma veintiuno
y no parece tener mucha importancia.





Hotel de Sants, Habitación de hotel.
Cristina Peri Rossi






[no, no era posible. era amor nomás,
simple y llano.]


domingo, 29 de agosto de 2010

El espíritu de la colmena







El espíritu de la Colmena

El espíritu de la Colmena (Victor Erice, 1973) transcurre en un pequeño pueblo en España, uno de aquellos paramos perdidos en el tiempo, donde no se pueden precisar con exactitud la ubicación o la época. Tomando como base ese microcosmos etéreo, casi salido de un cuento de hadas, se desarrolla la trama de la película. A simple vista podemos elucubrar los dos espacios principales desde los que se narra: el interior de la mansión y el afuera. Por un lado tenemos la casa antigua en la que viven los personajes. Una casa que se distingue por su amplitud, en contraste con las pocas personas que la habitan, y en la cual la austeridad del mobiliario hace resaltar en ese vacío la soledad, tanto en el interior de la casa como en lo profundo de cada personaje. El espíritu de la Colmena es una película que se construye desde los silencios. Los personajes susurran su parlamento o prefieren callar, ocultar. Como si estuvieran sumidos cada uno en una celda de cristal, como las que imagina el padre. Aquí surge una interesante analogía entre la celda de la colmena y la celda de una cárcel. La perfección de las celdas de la colmena, la rectitud, la oscuridad de la casa, los colores secos; son elementos presentes en la vivienda que ayudan a configurar el mundo adulto y establecen un orden que se torna oprimente. La intelectualización del silencio se torna política, la constante insistencia con la que lo evoca la película contextualiza la censura ideológica a la que estaba sometida España por aquellos años (recordemos que el franquismo finalizó con la muerte del dictador en el `75). Lo que no se puede decir, se calla y esto convierte al silencio en denuncia.

El otro escenario que cobra valor simbólico es el exterior, en el que se encuentran tanto el campo como el bosque. Ambos son territorios silvestres donde las nenas pasan la mayor parte del tiempo sin que nadie las controle. El bosque es un espacio culturalmente vinculado a los relatos fantásticos, aporta una cuota de misterio que esta asociada a los espíritus, fantasmas y especies silvestres, como los hongos, que denotan peligro y azar (riesgo que la protagonista decide tomar).

La presencia de elementos religiosos construye la identidad pueblerina pero además juega con el concepto de fe, que toma como base el creer como valor. La fe es el eje central del discurso, es lo que logra que la dimensión real y la imaginaria se homologuen y se haga dificultoso para el espectador discurrir entre lo que es fantasía y realidad al adentrarse en la cosmovisión de la niña.

La familia se encuentra desmembrada, no es posible encontrar al padre como la cabeza del grupo. Este desmembramiento simboliza además la caída de una figura visible al mando, la ausencia de una presencia paterna severa y de un esquema familiar patriarcal (padre severo, madre abnegada sometida a sus hijos y su marido, hijos dominados) presenta un nuevo enfoque en el que la madre se desarrolla en su propio ámbito y los hijos no temen a sus padres. Al igual que en una colmena, cada integrante de la familia vive en su propia celda; encerrado en si y pendiente de sus propias perturbaciones. La única escena en que vemos al padre relacionarse con sus hijas es cuando sale a buscar setas con ellas y les explica los peligros del mundo silvestre encarnado en aquellos hongos, aparentemente inofensivos. Fuera de esto, es presentado como un símbolo de la rectitud y solemnidad enmarcado en la frialdad que lo caracteriza. Está obsesionado por todo aquello que guarda una forma, que se repite infinitamente, respetando un orden (en sus escritos aparecen figuras como la colmena, las espirales, las escaleras y elementos más abstractos pero inexplicables como la muerte).

El personaje de la madre guarda un halo de misterio. Es una persona que se preocupa por sus hijas y es cariñosa con ellas, pero a la vez no se ocupa demasiado de su cuidado: se torna ausente. Vive encerrada en su propia celda al igual que su esposo, pendiente de un pasado que rememora con nostalgia y dolor, guerra mediante que la obligó a distanciarse de alguien muy querido. Esta persona puede interpretarse como un hermano o familiar, pero la película deja un margen de duda, si prestamos atención a la frialdad que tiene para con su marido (remarcada en la escena en que se hace la dormida cuando éste entra a la habitación) podría interpretarse como un amante.

Los padres están distanciados, no hay planos en que se los encuentre juntos ni tampoco una interacción plena entre ambos. Siempre guardan una distancia, por ejemplo cuando él se olvida el sombrero y Teresa se lo lanza desde arriba. Al comienzo ella se hace la dormida para no establecer contacto con él. Sin embargo, más adelante, él esta dormido y ella amorosamente coloca un abrigo sobre sus hombros, esto muestra una transformación en su carácter. Una necesidad por resguardar su circulo intimo (recordemos que esto ocurre después de la aparición de Ana) y manifestar su presencia dejando afluir su instinto más básico, asumiendo su rol de madre.

Luego tenemos a Isabel y a Ana, las hijas pequeñas de la pareja, las cuales a pesar de tener una corta edad gozan de una amplia independencia. Esta independencia amparada en la vida de pueblo y en el poco control que sus padres ejercen sobre ellas. Isabel y Ana están criadas en un contexto reservado, que todavía conserva la impronta de un pasado oscuro. Ese periodo intermedio entre la represión y la democracia, donde se intenta salir de aquel periodo de sombras en el cual la libertad es inminente pero aún no logra distanciarse de los códigos de la estructura anterior. De esta manera, reconocemos un dejo de adultez en las pequeñas, las cuales visten como si fueran mayores y juegan a serlo. El único medio que tienen para escapar de ese marco opresivo es imaginar. El monstruo que idealiza Ana está lleno de preguntas y ninguna respuesta. Ana canaliza en este personaje imaginario todos sus miedos e incertidumbres, todo aquello de lo que no puede hablar abiertamente y a lo que tampoco sabe ponerle palabras (esto explica la primacía del silencio y sus grandes ojos mudos).

El personaje de Ana no puede distinguir la delgada línea que separa el bien del mal. No entiende porque Frankestein mató a la niña que le entregó flores, pero tampoco entiende porqué su hermana la protege y lastima a la vez, por eso cuando Isabel la asusta y luego ríe ella la mira fijamente sin poder comprender. Se siente sola, al igual que el resto de los personajes, y necesita un elemento externo a su entorno en el que pueda confiar. El fugitivo corporiza la figura del espíritu, Ana lo ve desprotegido y no duda en ayudarlo. La muerte es un juego: los actores juegan a morirse, su hermana juega a morirse; esto le da la seguridad suficiente como para brindarse a él sin temores. Cuando finalmente comprende que la muerte es la ausencia, su miedo es tan grande que escapa intentando transgredir las reglas del mundo adulto. Ahora Ana está sola, alejada del mundo que conoce, siente que eso es la muerte y le da forma: ese sentimiento esta representado en la figura de Frankestein, a la cual se encuentra claramente subordinada en su soledad. Cuando vuelve de su travesía ya no es la misma, la ambigüedad del final marca un antes y un después. La vida de Ana es aquella ventana que queda abierta comunicando la casa con el exterior, violando la reclusión de la celda. El sonido del tren que parte al final marca un ciclo que concluye y el comienzo de un nuevo recorrido, un horizonte de nuevas posibilidades que se está permitido transitar y resulta esperanzador.



Links optativos de descarga:

http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/1710478/[MF_HF]-El-Espíritu-de-la-Colmena.html

ó

http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/3898745/Filmografía-de-Víctor-Erice-_-AVI-_-Rapidshare.html



Here it comes again



Ya hacia rato que no andaba por estos lados. Me da un poco de penita dejar este blog a la intemperie, como la cantidad de blogs que quedan abandonados por ahí (tengo experiencia en eso). Y como me reconozco colgada y con poca persistencia en las cosas que comienzo, creo que voy a tomarlo más por el lado del desafío. Todo es desafío. O nada lo es. Esto voy a tomarlo de esa forma, veremos el tiempo que aguanto (que esperemos, no sea poco).
Sin más, procedo a retirarme y a subir algo que escribí hace un tiempo, precisamente en mi último cuatrimestre de cursada para una de las materias que más me gustó.

viernes, 16 de julio de 2010

Bienvenida IGUALDAD!




Así es, el pasado 15 de julio Argentina dio un paso firme en el camino hacia la igualdad convirtiéndose en el primer país latinoamericano en legalizar las uniones entre parejas del mismo sexo. Se manifestó una fuerte oposición en los sectores eclesiásticos (principalmente como era de esperar, la iglesia católica) y los derechistas conservadores que aún hoy siguen esclavos de esquemas arcaicos y amparados en dogmatismos que poco contribuyen a la unión de los individuos en sociedad, al contrario la sectorizan y reprimen negando realidades de hecho. Pese a todo y luego de una reñida votación en el Congreso que concluyo con 33 votos a favor, 27 en contra, tres abstenciones y 13 horas de debate; se aprobó la ley que beneficiará a cientos de parejas y familias y equipararan sus derechos con las parejas heterosexuales; dándoles la posibilidad de adoptar, heredar y obtener beneficios sociales.






"(...) te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos."


miércoles, 7 de julio de 2010







.ahora que nadie me corre, voy a ir a ver(te)





martes, 4 de mayo de 2010

Audrey Hepburn, 81 años de leyenda y glamour






el día que quiso parar
siguió bañada en diamantes
tan sólo quería pasar
en roma sus vacaciones

ella es una chica pop
frágil como Marilyn por Warhol
se llamaba Edda Kathleen
era un cuatro de mayo
y girar
gritar!!
y tratar de olvidar que
tiene una casa sin vistas
y tratar de olvidar que
tiene una casa sin vistas

no puede evitar fumar
su piel son colores quemados
te mira y no sabe mirar
se pega como tierra mojada

ella es una chica pop
atrapada en papel fotográfico
se entretiene con mirar a través del cristal
y girar
gritar!!
y tratar de olvidar que
tiene una casa sin vistas…
y tratar de olvidar que
tiene una casa sin vistas..

Chica Pop
Zahara



Edda Kathleen Van Heemstra Hepburn - Ruston
(4 de mayo de 1929 - a la eternidad)








sábado, 24 de abril de 2010

Ciervo Blanco






ayer deambulando por el cara libro encontré los dibujitos acuarelados de Ciervo Blanco, simpleza y expresividad acompañados de un dominio absoluto de la técnica
naif power rocks on! :P

lunes, 19 de abril de 2010

Ver a una mujer (fragmento)






" Ver a una mujer: solo por un segundo, solo por el breve lapso de una mirada, para luego volver a perderla, en la oscuridad de un pasillo, tras una puerta que me está vedado abrir…
Ver a una mujer, y sentir en ese mismo instante que también ella me ha visto, que sus ojos interrogantes han quedado prendados de mí como si no tuviéramos más remedio que encontrarnos en el umbral de lo ignoto, de esa frontera oscura y melancólica de la conciencia…
Sí, sentir durante ese segundo que ella también se queda en suspenso, diríase que dolorosamente interrumpida en el discurrir de los pensamientos, como si se le contrajesen los nervios al contacto con los míos. Y yo no estaba cansada, no se confundían dentro de mi las imágenes del día ni contemplaba los campos nevados con las sombras alargadas del atardecer; veía el gentío en el bar; pasaban chicas, sus parejas de baile las llevaban como si fueran muñecas, reían con frivolidad echando la cara hacia atrás por encima de sus hombros estrechos, entre sus risas arrancaban atronador el jazz y yo huía de él hacia un pequeño rincón; entonces Li me hizo señas, su pequeño rostro relampagueaba blanco bajo las cejas altas y depiladas. Dirigió su vaso hacia mí, obligándome, obstinada a apurarlo y a continuación enlazó la nuca del noruego con sus esbeltas manos; pasó flotando delante de mí., danzarinamente, mientras los ojos de él pendían de sus labios.
Luego la noche fría de invierno nos salió al encuentro; Lange caminaba a mi lado hablando en un alemán desmañado <<¡Lástima de usted! – dijo -. No sabe lo peligrosas que son las chicas mongolas >>; Li era mongola, y yo asentí con la cabeza, aunque peligrosa no era. Un rostro de porcelana que relampagueaba bajo unas cejas finamente depiladas y unas manos blancas, relampagueando también sin cesar, sobre los hombros de aquellos varones que la llevaban por entre el hervidero de gente que bailaba…¡Pero si Li está sonriendo!, en torno a su boca puede haber una temerosa sonrisa infantil y yo sé que los hombres aman la dulzura de esa boca, pero qué es esa sonrisa comparada con la de los seres pequeños, rubios e inocentes, que nada pretenden y que fuera, bajo la luz del sol, vienen a nuestro encuentro, se quedan mirándonos y despiertan nuestra simpatía aunque sintamos fatiga y malestar físico por el asco que imperceptiblemente empieza a producirnos la mezcla de risa e hilaridad, de exceso de humo y de bullicio.
¡Qué agradable es la caricia del aire fresco nocturno sobre mi cara!, aun tengo nieve pegada a los zapatos. Una nueva luz se percibe ya aquí, alguien se hace cargo de mis bastones de esquí, le doy la mano a Lange, que sube presuroso la escalera. Ahora llamo al timbre, una vez dentro, el ascensorista cierra la puerta a mis espaldas; estoy cabizbaja cuando el ascensor se detiene en el hall. Por un momento el calor y el ruido invaden el recinto, alzo la vista y veo a una mujer frente a mí, lleva un abrigo blanco, su cara es morena bajo un cabello oscuro y peinado hacia atrás con masculina severidad; me sorprende la fuerza bella y luminosa que irradia su mirada y nos encontramos, un segundo, y yo siento el impulso irresistible de acercármele y, más amargo y doloroso aún, el impulso de seguir a la impresionante desconocida, que nace en mi como un anhelo y un mandato.
Bajo la vista y doy un paso atrás. El ascensor se detiene. El botones abre la puerta, con una inclinación de cabeza apenas perceptible la desconocida pasa delante de mí… (...) " ♥

Annemarie Schwarzenbach
24 de
diciembre de 1929






domingo, 11 de abril de 2010

Godard y Truffaut: Seré tu espejo




Por Juan Forn

François Truffaut y Jean-Luc Godard eran íntimos amigos cuando se hicieron famosos juntos y casi al mismo tiempo: Truffaut filmó Los 400 golpes en 1959, ganó la Palma de Oro en Cannes, con ese espaldarazo Godard consiguió financiación para filmar Sin aliento, ganó el Oso de Oro en Berlín en 1960, y a partir de ese momento los amigos se convirtieron en rivales, aunque postergaron hasta 1973 la pelea que los enfrentó a los ojos del mundo. La pelea fue por carta, a la francesa, y la siguieron por la prensa, lanzándose misiles mutuos durante once años. No se veían en persona desde 1968, y vale la pena recordar las circunstancias: en pleno Mayo Francés, cuando estaba por empezar la edición de ese año del Festival de Cannes, Truffaut y Godard, recién llegados en tren de París, reclamaron desde la calle que se suspendiera el evento, “en solidaridad con la lucha obrera y estudiantil en las calles de nuestra capital”. Ante la poca bola de los organizadores, procedieron a colarse a la ceremonia de apertura y se colgaron de las cortinas que cubrían la pantalla del cine, para que no se proyectara ninguna película. La táctica (y la cobertura de prensa) funcionó con la misma eficacia con que, una década antes, había funcionado el ataque al “cine de papá” con el que Truffaut, Godard y sus compinches de la revista Cahiers du Cinéma lograron reformularle al mundo la manera de ver cine y la de hacer cine.

Godard y Truffaut no podían ser más diferentes y más complementarios. Godard venía de una familia suiza de banqueros, se había graduado en la Sorbonne y, para tener dinero para la vida bohemia, robó un cuadro de Renoir que había en la casa de su abuelo. Truffaut era hijo de madre soltera, su única universidad habían sido las calles de París y tuvo su primer encuentro con la ley cuando robó una máquina de escribir para solventar un cineclub que se proponía crear. Similares diferencias marcaron sus estilos cinematográficos (la estrategia de la provocación versus la estrategia del encanto) y ocasionaron el cisma entre ambos después del triunfo conjunto. A fines de 1967, mientras Godard decidía abandonar el cine y su maquinaria capitalista después de una serie de películas incomprendidas que culminaron en Weekend (cuyo fotograma final era una placa que decía “Fin de la película / Fin del cine”), su cada vez más exitoso ex camarada cometía el peor de los pecados: repetirse (Truffaut acababa de iniciar el rodaje de una segunda parte de Los 400 golpes, que se llamaría La piel dulce). El breve reencuentro en Cannes terminó mal, cuando Godard propuso continuar con la estrategia dinamitadora boicoteando el Festival de Avignon y Truffaut contestó que no le interesaba ponerse del lado de los hijos de la burguesía (los estudiantes radicalizados) contra los hijos del proletariado (la policía), la misma frase que Pasolini echaría en cara a la intelectualidad italiana por esa misma época. Según Anna Wiazemsky, entonces esposa de Godard, ése fue el momento del cisma (“Te consideraba un hermano, pero no eres más que un traidor”, le dijo Godard a Truffaut esa noche), pero nosotros saltemos hasta cinco años después, cuando se estrenó La noche americana, esa película que contaba la filmación de una película que le daría a Truffaut el Oscar al mejor film extranjero en 1973.

En esos cinco años, Godard había intentado poner en marcha una cooperativa de films revolucionarios que él mismo consideró un fracaso, tuvo un serio accidente de moto que lo dejó peor, intentó sin éxito tentar con sus experimentos en video a las televisiones italiana y alemana, y se había autoexiliado en Suiza cuando se estrenó con bombos y platillos La noche americana. Cuatro días después, Truffaut recibía en su productora una carta que comenzaba: “Querido François, ayer vi La noche americana y, como probablemente nadie va a acusarte de mentiroso, yo lo haré”. Truffaut era un mentiroso porque no hacía el menor intento por mostrar el verdadero detrás de escena de toda filmación, con todos sus dilemas ideológicos (ni siquiera tenía “la decencia” de poner en la película el romance que mantuvo durante el rodaje con la estrella del film, Jacqueline Bisset). Luego de enunciar todas las claudicaciones de su ex camarada, Godard le ofrecía una posibilidad de resarcirse: financiando con sus ganancias una película donde él (Godard) mostraría las verdaderas bambalinas del cine (“A fin de cuentas, es por culpa de películas como la tuya que nadie quiere poner dinero en películas como las mías, y no queremos que el público quede con la sensación de que el único cine posible es el que haces tú, ¿no?”).

La habitual bonhomía de Truffaut voló por los aires: se despachó con una carta de veinte páginas escritas en letra casi ilegible por la cólera y el resentimiento acumulados en quince años. “Todas tus consignas y tu preocupación por las masas han sido siempre puramente teóricas. En realidad, nadie te importa salvo tú mismo. No sólo eres un mentiroso y un falso sino un narcisista, un elitista, un sorete en un pedestal, la Ursula Andress de la militancia. Te recuerdo estas cosas para que puedas ser todo lo honesto que te propones en tu película, que no seré yo quien financie.” Estamos hablando de franceses, y ya se sabe que un francés escribe una carta privada con un solo objetivo en mente: que se haga pública. Que Truffaut y Godard siguieran tirándose dardos envenenados los once años siguientes, a través de la prensa, fue casi ocioso y hasta anticlimático.

Truffaut murió en 1984, Godard lo despidió a su manera (“François quizás está muerto. Yo quizás estoy vivo. ¿Hay realmente alguna diferencia?”), los años siguieron pasando, y llegó el 25º aniversario y se reeditó en dvd Una historia del agua, un mediometraje que hicieron Truffaut y Godard en 1958, cuando eran dos aspirantes a cineastas, y con este episodio cierra con moño nuestra historia. Porque la historia fue así: después de una inundación en las afueras de París, Truffaut consiguió una cámara y unos rollos de película y quiso filmar una comedia improvisada sobre una chica que necesita llegar a París a través de la inundación. Con el material filmado, Truffaut sintió que las imágenes se burlaban de la desgracia de los inundados y abandonó el material. Godard lo rescató, lo editó a su manera (la chica va casi toda la película en un auto con alguien que la recogió), a eso le agregó una voz femenina y una voz masculina en off (que hacían él y su novia de entonces) y los dos personajes se pasaban toda la película hablando pretenciosamente y sin parar de todo tipo de pelotudeces hasta que no se veía otra cosa en pantalla que ese ruido. Y, de pronto, en el último minuto y medio de película, como si de golpe no sólo los personajes sino el propio Godard descubrieran el paisaje afuera del auto, la voz masculina dice: “Callémonos de una vez”. Y se hace el silencio. Y así es cómo Godard consigue que los espectadores veamos esas imágenes de la inundación que Truffaut creía no haber podido captar. ♥




Nota extraída del Página 12 del 9/4/10


miércoles, 31 de marzo de 2010

Rebel grrrl





That girl thinks she's the
queen of the neighborhood
She's got the hottest trike in town
That girl she holds her head up so high
I think I wanna be her bestfriend
Rebel girl Rebel girl
Rebel girl you are the queen of my world
Rebel girl Rebel girl
I think I wanna take you home
I wanna try on your clothes
When she walks, the revolution's coming
In her hips, there's revolution
When she talks, I hear the revolution
In her kiss, I taste the revolution
Rebel girl.............
That girl thinks she's the
queen of the neighborhood
I got news for you: SHE IS
They say she's a slut but i know
She is my bestfriend
Rebel girl Rebel girl Rebel girl
i really like you, i really love you
i really wanna be your bestfriend
Love you like a Sister Always
Soul sister Blood sister
Please be my rebel girl





Rebel girl, Bikini Kill (rulez ♥)


domingo, 28 de marzo de 2010








Si el lenguaje
este modo austero
de convocarte
en medio de fríos rascacielos
y ciudades europeas
fuera
el modo
de hacer el amor entre sonidos
o el modo
de meterme entre tu pelo




Cristina Peri Rossi,Invocación."Diáspora" 1976


miércoles, 10 de marzo de 2010

primavera -





Anoche me creía flor
y pensaba que volaba como las mariposas
que cada pétalo era un capitulo
tortuoso pero increíble

Cuando entendí que era más flor
por estar clavada que por ser libre
me arranque el tallo
para marchitar.